jueves, 29 de noviembre de 2007

29 a la Mañana

Nos juntamos a las 10.30. Tocamos timbre y Doris no nos abrió. Tampoco llevábamos alguna mochila a rueditas o entramos corriendo, pero tomamos el mismo sentido que antes : fuimos hasta dirección y ahí estaba Ofelia, y esta vez no la miré con miedo, sino con respeto y le explicamos: "somos ex alumnas...". Ofelia nos dijo que esperemos a que termine el recreo. Entonces esperé, apoyada en una de esas mesas largas, al lado de los animales muertos (que hace 12 años que son los mismos); apoyada en el mismo lugar que en marzo de 2001 me paré y pensé "este es mi último año acá", y medio que lloré. Julia me volvió un poco a la realidad, y entonces partimos hacia la biblioteca, todos seguían jugando al dominó o al ajedrez, sana costumbre de mi escuela, y yo entré a buscarla a Ana Maria. En el fondo esperaba que Ana me pida el libro que le debía (como hiso tantos años con todos los libros), pero Ana ya no está más...
Seguimos caminando, y ahí apareció Irene. Maldita Irene, que en sexto grado me dijo que tenía que volver a 4 por no saber fracciones. Igual la saludamos, nos recordó y se acordó del viaje: "ay cómo nos hicieron renegar con eso de las habitaciones a la noche, igual fue tan liiiiiiiiindo". Lo que si le dejé en claro fue que aún me acuerdo de cuando encontraron a Ivan en nuestra pieza y nos dieron un sermón que jamás olvidé. Pero esta vez nos reimos.
La persona que siguió fue una portera. Estela. "Ay si, yo las veo y me acuerdo, pero ya son unas mujeres!" Algo me llamó la antención. Estela todavía lleva una escarapela que hacíamos con Luci en casa, y que una vez yo repartí. Sentí de repente que ya eramos dos personas diferentes, mi pasado y mi presente nos separamos...y sin embargo dependemos mutuamente. Yo soy lo que soy gracias a lo que fui, y durante ciertas épocas vivo de los recuerdos. ¿Qué sería sin mi yo pasado? Pero bueno, sin irme de las ramas....Estela nos dejó subir luego de decirnos que Betina estaba arriba. Subimos muy lento, buscamos a Marta en su salón de siempre, pero Marta no estaba...Seguimos subiendo y ahí estaba preescolar. Golpee, golpeamos y Betina le dijo a dos extrañas que pasen. Y entonces me vio y me volvió a decir "¡Laurita!" con una super sonrisa como cuando yo llegaba con mi mochilita. Ella estaba igual, la salita estaba igual y yo por un momento también fui quien había sido. Hablamos de todo. De la vida, los estudios, las salidas, los amigos, la escuela...Hablamos de que para ella también soy "una mujer" y que está feliz de verme. Y rompiendo mis miles de barreras le pude decir que también estaba muy contenta y me hacia muy bien estar ahí.
No queríamos irnos con Julia, pero no queríamos molestar. Fuimos al gimnasio, fuimos al salón de música, fuimos al baño. Ese baño...¿cuántas cosas sabrá de mi? Era ahí donde nos escondíamos al jugar al ladrón-y-poli y que Nelson me decia "¡Ojo que Lucas te va a dar un pico!"; era ahí donde sacábamos mano, llorabamos o cantabamos "Maldita Noche". Fuimos después al salón del cual nos escapabamos por la ventana, y al salón de sexto. Donde la vi entrar a Lis nuevamente, donde lloramos sin poder creer que nos separabamos una y otra vez. No quisimos parar.
Nuevamente la cruzamos a Ofelia. A ella le contamos que había sido nuestra vice y se acordó. Sin prestarnos mucha atención nos llevó con Silvia. Silvia casi se muere. También hablamos un buen rato con ella y nos despedimos.
Julia y yo nos fuimos de nuestra escuela, que sin embargo ya es otra. De una escuela que se fue para abajo, de una escuela en donde ya no están más quienes nos enseñaron verdaderamente a crecer. Sin embargo en "La Juana" sigue estando toda esa esencia que nos hiso feliz, ese ambiente de familia, de amigos, de calidez...

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