jueves, 29 de noviembre de 2007

Regalo de Ñoquis

Anoche le regalé a Gabrielle una historia mia. Verídica, pero mia al fin.
Querido mundo, querida Gabrielle, permitanse ir un poco más allá de la razón y descubran que entonces el planeta es muchísimo más grande; y mucho, muchísimo más lindo. Si logran eso, entonces comprenderán mi historia, mi descubrimiento. Alomejor se emocionen, y alomejor lo pongan en práctica; o tal vez digan que soy media loca.
Aún no le pregunté a Gabrielle qué piensa al respecto, pero creo que prefiero no hacerlo.
He aquí, entonces, mi historia del mundo y sus colores...


Cuando comienza la noche, la luna se roba todos los colores del planeta. Los esconde uno por uno en todo el cielo, y espera a que el hombre se de cuenta de que se robó aquello que le da el sol. Pero nosotros creamos nuestros propios soles, para creer que siguen estando los colores...
A la luz de la luna, el mundo es blanco y negro...





Las agujas del reloj corren.
La luna sale.
La luna, ladrona, se lleva los colores,
y el mundo se tiñe de gris.

Blanco y negro es todo ahora,
blanca y negra es la noche,
iluminada por la luna, ladrona,
y las estrellas, sus cómplices;
iluminada por luces grises la noche,
que cubre al cielo de un mundo blanco y negro.

Los hombres, temerosos, crearon sus propios soles:
lámparas, velas que ahora nos rodean
para creer que los colores nos acompañan,
que sin soles no podemos ver.

La luna, ladrona,
y sus estrellas, cómplices,
todavía iluminan con su gris al mundo,
con esperanzas de que alguien apague todos sus soles,
y descubra los colores en el cielo,
al lado de la luna, ladrona,
y sus estrellas, cómplices.

29 a la Mañana

Nos juntamos a las 10.30. Tocamos timbre y Doris no nos abrió. Tampoco llevábamos alguna mochila a rueditas o entramos corriendo, pero tomamos el mismo sentido que antes : fuimos hasta dirección y ahí estaba Ofelia, y esta vez no la miré con miedo, sino con respeto y le explicamos: "somos ex alumnas...". Ofelia nos dijo que esperemos a que termine el recreo. Entonces esperé, apoyada en una de esas mesas largas, al lado de los animales muertos (que hace 12 años que son los mismos); apoyada en el mismo lugar que en marzo de 2001 me paré y pensé "este es mi último año acá", y medio que lloré. Julia me volvió un poco a la realidad, y entonces partimos hacia la biblioteca, todos seguían jugando al dominó o al ajedrez, sana costumbre de mi escuela, y yo entré a buscarla a Ana Maria. En el fondo esperaba que Ana me pida el libro que le debía (como hiso tantos años con todos los libros), pero Ana ya no está más...
Seguimos caminando, y ahí apareció Irene. Maldita Irene, que en sexto grado me dijo que tenía que volver a 4 por no saber fracciones. Igual la saludamos, nos recordó y se acordó del viaje: "ay cómo nos hicieron renegar con eso de las habitaciones a la noche, igual fue tan liiiiiiiiindo". Lo que si le dejé en claro fue que aún me acuerdo de cuando encontraron a Ivan en nuestra pieza y nos dieron un sermón que jamás olvidé. Pero esta vez nos reimos.
La persona que siguió fue una portera. Estela. "Ay si, yo las veo y me acuerdo, pero ya son unas mujeres!" Algo me llamó la antención. Estela todavía lleva una escarapela que hacíamos con Luci en casa, y que una vez yo repartí. Sentí de repente que ya eramos dos personas diferentes, mi pasado y mi presente nos separamos...y sin embargo dependemos mutuamente. Yo soy lo que soy gracias a lo que fui, y durante ciertas épocas vivo de los recuerdos. ¿Qué sería sin mi yo pasado? Pero bueno, sin irme de las ramas....Estela nos dejó subir luego de decirnos que Betina estaba arriba. Subimos muy lento, buscamos a Marta en su salón de siempre, pero Marta no estaba...Seguimos subiendo y ahí estaba preescolar. Golpee, golpeamos y Betina le dijo a dos extrañas que pasen. Y entonces me vio y me volvió a decir "¡Laurita!" con una super sonrisa como cuando yo llegaba con mi mochilita. Ella estaba igual, la salita estaba igual y yo por un momento también fui quien había sido. Hablamos de todo. De la vida, los estudios, las salidas, los amigos, la escuela...Hablamos de que para ella también soy "una mujer" y que está feliz de verme. Y rompiendo mis miles de barreras le pude decir que también estaba muy contenta y me hacia muy bien estar ahí.
No queríamos irnos con Julia, pero no queríamos molestar. Fuimos al gimnasio, fuimos al salón de música, fuimos al baño. Ese baño...¿cuántas cosas sabrá de mi? Era ahí donde nos escondíamos al jugar al ladrón-y-poli y que Nelson me decia "¡Ojo que Lucas te va a dar un pico!"; era ahí donde sacábamos mano, llorabamos o cantabamos "Maldita Noche". Fuimos después al salón del cual nos escapabamos por la ventana, y al salón de sexto. Donde la vi entrar a Lis nuevamente, donde lloramos sin poder creer que nos separabamos una y otra vez. No quisimos parar.
Nuevamente la cruzamos a Ofelia. A ella le contamos que había sido nuestra vice y se acordó. Sin prestarnos mucha atención nos llevó con Silvia. Silvia casi se muere. También hablamos un buen rato con ella y nos despedimos.
Julia y yo nos fuimos de nuestra escuela, que sin embargo ya es otra. De una escuela que se fue para abajo, de una escuela en donde ya no están más quienes nos enseñaron verdaderamente a crecer. Sin embargo en "La Juana" sigue estando toda esa esencia que nos hiso feliz, ese ambiente de familia, de amigos, de calidez...

miércoles, 28 de noviembre de 2007

28 Noviembre

Veredicto super positivo.
Nuestras sonrisas son enormes.
Peliculas y Sanguchitos (sólo para festejar) nos esperan esta noche.
Abrazos a todos queridos bloggers, la alegría es excesiva como para escribir mucho.

27 de Noviembre parte II , y lo que va del 28...




Ayer con Gabrielle nos quedamos toda la tarde en casita. Preparamos un Mousse de Frutilla muy rico y muy acompañante de mi dieta, y lo mejor, ¡que salió bien! Luchamos un buen rato en la cocina por esto de no saber el punto nieve del huevo, o que la gelatina tarde tanto en hacerse...pero al final lo logramos.
A la nochecita nos quedamos un rato en lo que yo llamo "mi patio personal" (valga la redundancia) y aproveché para contarle a Gabrielle acerca de mi estrella Alba y de su historia de montañas, el primer amor y las mejores amigas; del miedo de volver, del miedo cuando se habla y de los recuerdos. Después me cambié y me fui a una graduación. Gaby se quedó con Clemente, y no sé qué habrá pasado, sólo sé que la pasaron bien.
Así como me contó ella que la pasó tan bien, yo le conté lo feliz que volví. Le pregunté si conocía esa increíble felicidad de sentir que uno creció o aquella felicidad de la compañia. Porque anoche eramos una mezcla muy hermosa de personas que sin saberlo nos acompañamos por años aunque ni nos hablemos ni saludemos ni nada. Sentí por un instante la tristeza de lo perdido y terminado, y sin embargo, cuando ya está todo atrás, estabamos bailando juntas sin perdernos o sin cambiar apenas...Disfruté las risas. Disfruté las canciones. Disfruté los abrazos. Disfruté. Y volví a mi casa sonriendo.
Hoy cuando me levanté, logré tomar coraje y decirle a Gabrielle que me tiene que acompañar al médico. Nunca fui sola al médico, sólo al dentista (y porque el dentista es mi tio). Les tengo terror. Impresión. Pánico tal vez. Y hoy me toca ir sola, hacer el papeleo sola (para lo que soy un desastre) y enfrentarla a la señora Viviana sola. O casi sola, porque va Gabrielle. Le conté además que me voy a poner loca, que me banque hasta que salgamos de ahí, y tal vez un poco más (según el veredicto)...

martes, 27 de noviembre de 2007

27 de Noviembre, Parte I


Anoche con Gabrielle nos quedamos mirando televisión. Al principio yo me enganché con Girls of the Playboy Mansion. Creo que ella se espantó un poco, más aún cuando le confensé que amo a esas mujeras rubias, tontas y materialistas. Cuando terminó, nos enganchamos con una película. Gabrielle juraba haberla visto pero no se acordaba el nombre. En la propaganda nos dijeron que estabamos viendo 21 Gramos, estaba buena pero yo no tenía demasiadas ganas de pensar como para ver esa película. Le pedí que por favor no me cuente el final y nos fuimos para arriba.
Le preparé unos mates. Mates especiales le dije, porque tenían hierbas y yuyitos. "Hacen bien. Son de esas hierbas que limpian todo tu organismo y le dan un gusto re lindo al mate". Gabrielle me miraba medio raro, y trataba de explicarme algo que luego yo descifraría como un "¿qué es el mate?". Le conté, y le conté por qué hace bien. Me sorprendí a mi misma. Es increíble todo lo que aprendí acerca de alimentación y de cosas buenas y malas para el organismo. O mejor dicho, cosas "buenas" y "malas" para el organismo. Bueno, la cuestión es que subimos con los mates, pusimos música y yo le pedí que me espere. Estoy pasando las cosas que tengo escritas y me gustan a un cuaderno y me faltaban dos o tres cositas por copiar. Así que charlamos un rato, más que nada acerca de todo lo que escribo y las razones por las cuales estaba pasando tan poquitas cosas. "Y, es que algunas son muy personales, y otras medias feas...no sé en realidad..." Ella dijo entenderme. Tiene el mismo pasatiempos que yo, pero además le gusta cantar. "A mi también, pero más en un ambiente de confianza" (no le voy a contar eso de la voz de pito y de ser desafinada)...
Creo que me voy a llevar bien con Gaby (¿Casualidad? No le gusta que le diga Gaby). Anoche le presté mi libro Verónique. Yo ando enganchadísima con uno de Dolina y no quiero que me interrumpa. Además así me va a entender mejor. Yo no quiero que lo haga, pero es indispensable que lo comprenda para una buena convivencia. Y para que no me moleste.
Es más, voy a pegar en mi pieza el afiche "Mi cuerpo, mi desición", como una que otra indirecta.

lunes, 26 de noviembre de 2007

26 de Noviembre


El 20 de julio Gabrielle llegó a Argentina. Yo no sabía nada, es más, cayó de sorpresa a mi casa hace tan solo 2 días. Al principio mucho no hablamos, es que su castellano es malo así como lo es mi francés. Hoy descubrí que se llama Gabrielle. Me gusta ese nombre, me hace acordar al personaje del libro Verónique que leo siempre, desde hace unos cuantos años. Además, yo siempre me sentí una Verónique y ahora tengo a mi Gabrielle. A lo mejor, algún día, le cuente sobre el libro y las razones de mi identificación.
Hoy salimos juntas por primera vez. Gabrielle me acompañó a buscar mi vestido de graduación, y salió tan contenta como yo. En el camino hasta el Pasaje Pan nos pusimos un poco al tanto de nuestras vidas, y yo le conté de Clemente, de Verónica, de Samanta y Elvio. La verdad, espero que con Clemente se hagan buenos amigos. Nada de amor, amigos solamente; con el amor todo termina mal, y no quiero convivir con unos "exs". Cuando llegamos a casa, merendamos rápido y nos fuimos a nadar. Le conté que estaba contenta porque el chico lindo estaba en nuestro andarivel y que en esa pileta siempre pasan cosas raras. Sí, aunque paresca increíble, una vez vi salir de ahí una mano, vi pasar una persona que no apareció más, vi sombras, de todo. Gabrielle no me creyó. Pero todavía no me conoce bien.